NARRATOR:
If all of the ice in the Arctic Circle were to melt, life as we know it would be dramatically different – and not in a good way. That is why measuring how much is there, how thick it is and how fast the ice is melting -- both on land and in the ocean – is so crucial for understanding what is happening in a changing Arctic. There are three main ways that scientists measure Arctic ice: satellites, aircraft, and on-site, or “in situ” measuring.
It is these multiple observations that provide a more complete picture and story of the ice. Scientists use satellite images to create an outline of the dimensions of sea and land ice, including the Greenland ice sheet. The measurements show how wide and thick the ice is in different regions.
Some satellites measure small changes in gravity that reveal where ice sheets are losing mass, while others have used lasers to measure the height of ice above the land.
To understand the rate of sea ice melt, scientists have placed submerged buoys, called moorings, at strategic locations in the Bering Strait and farther north.
Devices are attached to the moorings that collect data on temperature, salinity, nutrients, currents, and the thickness of the ice above it. Using this data, scientists can calculate how much warm water is flowing north into the region, a potential source of heat for sea ice melt.
To study ice melt on the Greenland ice sheet, scientists also use manned and unmanned aircraft systems. The aircraft carry a digital camera, atmospheric temperature and pressure sensors, an ice-surface temperature sensor and a laser range finder.
The data collected from these instruments allow researchers to create 3D digital elevation models, which help calculate the thickness of the ice sheet. By putting all of this information together, scientists can get a more accurate picture of how Arctic ice is changing both on the land and in the ocean.
NARRADOR:
Si todo el hielo en el Círculo Polar Ártico se derritiera, la vida tal como la conocemos sería dramáticamente diferente, y no en un buen sentido.
Es por eso que la medición de cuánto hay, qué tan grueso es, y qué tan rápido se está derritiendo, tanto en tierra como en el mar, es tan crucial para la comprensión de lo que está sucediendo en un Ártico cambiante. Existen tres formas principales como los científicos miden el hielo del Ártico: con satélites, aviones y en el lugar de medición, o "in situ".
Son estas múltiples observaciones que proporcionan una imagen más completa y cuentan la historia del hielo. Los científicos utilizan imágenes satelitales para crear un esquema de las dimensiones del mar y del hielo de tierra, incluyendo la capa de Groenlandia. Las mediciones muestran qué tan grueso y ancho es el hielo en diferentes regiones.
Algunos satélites miden los pequeños cambios en la gravedad que revelan dónde las capas de hielo están perdiendo masa, mientras que otros usan rayos láser para medir la altura de hielo sobre la tierra.
Para entender la tasa de derretimiento del hielo marino, los científicos han colocado boyas sumergidas, llamadas amarres, en lugares estratégicos en el estrecho de Bering y más al norte.
A los amarres se unen dispositivos que recopilan datos sobre la temperatura, la salinidad, los nutrientes, las corrientes y el espesor del hielo por encima de ellas.
Usando estos datos, los científicos pueden calcular la cantidad de agua caliente que fluye al norte hacia la región, fuente potencial de calor para el derretimiento del hielo.
Para estudiar el derretimiento del hielo en el área de Groenlandia, los científicos utilizan también sistemas de aviones tripulados y no tripulados. Las aeronaves cuentan con una cámara digital, sensores de temperatura y presión atmosférica, sensor para la temperatura del hielo en la superficie y un telémetro láser.
Los datos obtenidos por estos instrumentos permiten a los investigadores crear modelos digitales de elevación en 3D que ayudan a calcular el espesor de la capa de hielo. Al poner toda esta información en conjunto, los científicos pueden obtener una imagen más precisa de cómo el hielo del Ártico está cambiando, tanto en la tierra como en el mar.