The greatest threat to life in a hurricane is flooding water called storm surge. Understand when to watch out for it, and what to do.
NARRATOR:
Powerful winds aren’t the only deadly force during a hurricane. The greatest threat to life actually comes from the water – in the form of storm surge.
Storm surge is water from the ocean that is pushed toward the shore by the force of the winds swirling around the hurricane. This advancing surge combines with the normal tides and can increase the water level by 30 feet or more.
Storm surge combined with waves can cause extensive damage. It can severely erode beaches and coastal highways. The pounding waves can take out boats and buildings. As the waters move inland, rivers and lakes may be affected, and add to the rising flood levels. While we can’t prevent storm surge, we do have a system that can warn us of the incoming threat.
As a hurricane develops over the open ocean, forecasters at the National Hurricane Center closely monitor its path to evaluate the risk of a coastal strike. They use a computer model called SLOSH to predict storm surge heights. The model depends critically on the hurricane’s track, intensity, and size.
SLOSH uses water depths, land elevations, and barriers to the flow of water to compute surges as they move inland. This data helps determine which areas may need to be evacuated.
When a hurricane slams our coast, it’s important to be aware of all the dangers. As a reminder, emergency managers want us to run from the water and hide from the wind. Don’t take unnecessary risks during a storm. Conditions can change in the blink of an eye.
Storm surge is a dangerous event during a hurricane, where furious winds are driving deadly flows of water from our seas to our shores.
MAREAS DE TEMPESTAD
Los fuertes vientos no son la única fuerza mortal durante un huracán. La mayor amenaza a la vida en realidad proviene del agua, en forma de mareas ciclónicas.
La marejada ciclónica es el agua del océano que es empujada hacia la orilla por la fuerza de los vientos que circulan alrededor de un huracán. Esta marejada en aumento se combina con las mareas normales y pueden subir el nivel de agua hasta más de 9 metros.
La marejada combinada con las olas puede causar daños considerables. Pueden erosionar seriamente playas y carreteras costeras. El embate de las olas puede sacar barcos y derrumbar edificios. Al moverse las aguas hacia el interior, los ríos y lagos pueden verse afectados, y subir hasta provocar inundaciones.
Si bien no podemos evitar las marejadas, se cuenta con un sistema que nos puede advertir de la aproximación de la amenaza.
Mientras se desarrolla un huracán en el océano abierto, los meteorólogos del Centro Nacional de Huracanes monitorean muy de cerca su trayectoria para evaluar el riesgo de un impacto costero.
Ellos usan un modelo de computadora para predecir la altura de las mareas llamado SLOSH. El modelo depende de manera decisiva de la trayectoria del huracán, de su intensidad y del tamaño del mismo.
El SLOSH utiliza las profundidades del agua, elevaciones de la tierra, y las barreras para calcular el flujo de agua de los aumentos repentinos de las mareas a medida que avanzan hacia el interior. Estos datos ayudan a determinar qué áreas podrán necesitarse evacuar.
Cuando un huracán golpea nuestras costas, es importante estar al tanto de todos los peligros. A modo de recordatorio, los encargados de emergencias solicitan alejarse del agua y esconderse de los vientos. No tome riesgos innecesarios durante una tormenta. Las condiciones pueden cambiar en un abrir y cerrar de ojos.
La marejada ciclónica es un evento peligroso durante un huracán, donde vientos furiosos impulsan corrientes mortales de agua de nuestros mares a nuestras costas.